Maternidad ¿libre de culpa?

Existe un fenómeno del que poco se habla dentro de la maternidad como lo es la aparición de la culpa. Y es que, en el momento en que una mujer se convierte en madre todo cambia, la mujer ya existía pero la madre no, está naciendo junto a su cría; pensamos que éste proceso sólo ocurre con las primerizas, pero en realidad no es así, cada nacimiento es transformador.

 

En este viaje de la maternidad aparecen muchos elementos nuevos a conjugar, elementos que van desde la dinámica cotidiana hasta lo más profundo de la esencia de cada mamá. Y es ahí donde comienza a desarrollarse un sentimiento de culpa que nace de manera casi innata con cada bebé,  que viene a nublar los logros  y la determinación de mamá. 

 

En mi experiencia acompañando a familias por más de 9 años he podido observar como el sentimiento de culpa se genera por cualquier detonante y va más allá del parto, la cesárea, la lactancia y/ó el colecho; pareciera que cualquier decisión que mamá tome tiene incluida una dosis de culpa que realmente está anclada a la sensación de no hacer dado el 100%. Y aquí quiero hacer una pausa porque es importante recalcar lo siguiente: las mujeres somos autoexigentes y sabemos que podemos lograr muchos objetivos, pero la maternidad intensifica dichas exigencias que aunado a la presión familiar/social y a la exposición de exceso de información genera un sentimiento de culpa que debe estar presente en el día a día para lograr ser mejor madre y esto es una creencia que no sólo limita sino que sabotea a la mujer tanto en su rol de madre y mujer, como también en la interacción con su familia.

 

Así que hoy quiero que nos enfoquemos en realmente comprender que es necesario trabajar la aparición de la culpa para que sea un elemento que en lugar de limitar y sabotear, sea agente de referencia de cambio; es decir, que te invite a hacer consciencia de que quieres cambiar y mejorar pero sin quedarte en la frustración. Y para eso quiero compartir :

 Prioriza las necesidades (física y emocionales) de tu familia y haz un plan de acción que te ayude a lograr tus objetivos.
 No busques la perfección, no existe una mamá ni una familia perfecta, tratar de alcanzar este ideal puede ser desgastante.
 Fomenta la conexión familiar, sentirte a gusto con tu pareja y peque(s) es totalmente importante y necesario, busca calidad de tiempo y de compartir.
 Apóyate en una tribu que permita sentirte confiada, segura y contenida. La crianza en conjunto es mas ligera.
 Busca tiempo para ti, fomentar el autocuidado es clave para una crianza asertiva.
 Si sientes que el sentimiento de culpa es abrumador, busca ayuda en un profesional de la salud, de esta manera podrás contar con herramientas adecuadas.

Y recuerda mamá: ¡Ánimo! Que lo estás haciendo muy bien.

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